Si estás con ganas de rendirte o tenés bloqueos mentales constantes, o te sentís cansado, frustrado, agotado o con una actitud cínica o distante frente al trabajo, te sentís ineficiente en tus actividades, o estás perdiendo habilidades para la comunicación, tenés que saber que estás frente a lo que los expertos denominan “burnout” o síndrome de desgaste ocupacional.
El término “burnout” fue acuñado por primera vez en 1974 por Herbert Freudenberger, en su libro “Burnout: The High Cost of High Achievement” (El alto costo de los altos logros). Desde 2022 es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un padecimiento laboral. De esta manera todos los países deben incluirlo como una enfermedad.
Ahora bien, ¿cómo lo identificamos? ¿podemos pararlo y sentirnos mejor?
Distinguir el problema
El contexto de covid-19, trajo aparejado varias consecuencias en la salud de los seres humanos. Y el burnout es uno de ellos. “Este síndrome es otra de las secuelas de la pandemia en los lugares de trabajo, y se relaciona fundamentalmente con el deterioro de la salud mental”, explica José Blunda especialista en psicología de organizaciones y de empresas, y director de la consultora Más Personas (@maspersonas.rrhh).
“Tiene que ver con la cronificación del estrés laboral. Cuando uno no para, sucede lo que llamamos burnout, que da lugar a una sensación de agotamiento generalizado”, asegura la psicóloga laboral y magister en dirección de empresas, Graciela Chamut.
Estamos frente a una afección de síntomas que pueden pasar desapercibidos. Blunda analiza que para reconocer que estamos padeciendo este síndrome, el diagnóstico requiere de la consulta previa con profesionales de la conducta humana, que analizarán el estado emocional de la persona. “Hay que estar atentos a signos de alarma como cambios en el estado de ánimo, agotamiento mental y físico, menor rendimiento y energía, pérdida de la motivación generalizada o irritabilidad. Estas señales físicas podrían tener relación con el burnout”, enfatiza.
El experto explica que es importante respetar los horarios de trabajo, evitando jornadas que exceden las horas recomendadas. Además, cada trabajador debe marcar la diferencia de roles en el mismo lugar. Se recomienda poder armar una agenda realista de tareas, y respetar las pausas o descansos.
“Hay que cuidar los vínculos laborales y el clima en el lugar de trabajo. El 30 % de la jornada en un ambiente de trabajo con ausencia de solidaridad, cooperación y trabajo en equipo, puede ser un factor de alta criticidad. Las organizaciones y empresas necesitan hoy, más que nunca, poner al bienestar de las personas en la agenda de prioridades”, resume Blunda. En relación con los factores internos que en cada individuo pueden desencadenar el burnout, es necesario que cada uno de los trabajadores reconozca donde está su “talón de Aquiles”, porque cada ser humano es único y particular: “si todas las cosas, por más sencillas que parezcan, se convierten en complicadas y todo se hace una pesadez, ahí hay una alarma de este síndrome”, añade Chamut.
¿Cómo paramos?
El estrés crónico tiene tratamiento. Blunda advierte que es indispensable -además de la ayuda de profesionales- identificar y tomar distancias de las condiciones del trabajo y de nuestra personalidad; ver qué cosas han favorecido la instalación del síndrome de burnout. No hacer los descansos necesarios, la falta de horarios regulares de alimentación, la ausencia de tiempo libre, el aislamiento personal, el no apoyarse en seres queridos, y no tener ejercicios físicos, aumentan nuestra vulnerabilidad.
“Parar va a depender de cada personas; es decir, qué le pasa a cada persona en su vida laboral, o cuándo la actividad que hacés es caótica o monótona. Depende del tiempo de exposición que esa persona sufrió el padecimiento laboral. Podemos hasta cambiar de trabajo; el estrés laboral se cura, no es para toda la vida, pero está sujeto a cada paciente”, rectifica Chamut.
Lo importante es reconocer nuestros límites. “No decimos ‘no’ porque tenemos miedo a que nadie nos quieran o a que piensen que no podemos hacer las tareas que se nos asignan. Sostener el ‘no’ es muy importante y es sano. Tiene que ver con la personalidad y la fortaleza de cada uno, y con los objetivos de cada persona”, indica la experta.
“Es muy importante ser conscientes de que en muchas de las situaciones donde lo más saludable era decir ‘no’ y lo evitamos, estamos diciendo que “sí” a agentes que pueden ser fuentes de padecimientos futuros”, completa Blunda.
Datos reales
En un balance realizado por el portal de empleos Bumeran, pospandemia, el 86 % de usuarios de la región asegura que se encuentra más “quemado” que el año pasado. En el caso de la Argentina, la cifra de usuarios que admiten estar más agotados alcanza el 90 %; y un 53 % de los usuarios argentinos admite que trabaja más horas de lo que dura la jornada laboral; la pandemia pone sobre la mesa la organización de los horarios de trabajo, porque con ella se han acelerado fenómenos que podrían alimentar esta tendencia que aumenta los períodos de empleo.
En colaboración con la organización especialista en género GROW - Género y Trabajo, se midió este síndrome y se decidió hacer un estudio comparado por géneros. En una encuesta realizada a 1600 personas en todo el país concluyeron que el burnout afecta a 8 de cada 10 mujeres; en varones, a 7 de cada 10.
Georgina Sticco, cofundadora de GROW, definió esta diferencia: “se debe a que una mayor cantidad de mujeres que de varones realiza tareas domésticas y de cuidado no remuneradas debido a la división tradicional del trabajo de acuerdo al género, que perpetúa el mandato del cuidado en las mujeres”
(Producción periodística: Gianna Camarda)